lunes, 19 de diciembre de 2011

Jeff Buckley: Cuando la muerte es solo el comienzo


En mayo se cumplen 15 años de la muerte de Jeff Buckley, según muchos entendidos una de las figuras más talentosas de la escena rock de los noventas, quien a pesar de tener una trayectoria especialmente corta, logró cautivar a toda una generación con su música. Si no fuese por un desafortunado accidente, hoy tendría 45 años y quien sabe que tan grande sería su legado.  

Generalmente tendemos a asociar la muerte de los rockstars con el abuso de las drogas y el alcohol, este no es el caso de Jeff Buckley quien falleció ahogado en 1997 y que tras la autopsia se determino que no existía ninguna sustancia extraña en su sangre. Esto hace que su deceso sea aun más lamentable, ya que ni siquiera podemos decir: “¡el se lo buscó!”, por el contrario, queda esa desagradable sensación de que perdimos otro gran artista, y con él, la posibilidad de seguir disfrutando de su talento.


A pesar de ser hijo de Tim Buckley, reconocido músico de la década de los setenta, se crió prácticamente sin tener ningún tipo de contacto con el. Lo conoció recién a la edad de 8 años cuando su madre lo llevó a presenciar uno de sus conciertos, sin embargo, al poco tiempo murió por una sobredosis de heroína (1975). Jeff siempre supo que su padre lo abandonó, privilegiando su carrera de artista, y fue su madre, pianista y chelista de música clásica, y su padrastro, quienes lo hicieron crecer en un ambiente muy cercano al rock. Mientras ella le enseñaba a tocar la armónica, el lo hacía escuchar canciones de Led Zeppelin, The Who y Jimi Hendrix. En la secundaria formó parte de un grupo de Jazz, y posteriormente se graduó del “Guitar Institute of Technology” de Los Angeles. Trabajó en varios estudios de grabación y colaboró con varios artistas, pero sin lograr mayor reconocimiento.

Paradójicamente, recién logró llamar la atención de la industria discográfica en 1991 cuando participó en un evento de homenaje a su padre realizado en Brooklyn. En aquel show interpretó cuatro canciones que cautivaron a todo el público presente y que además le abrieron las puertas a su consagración como artista. En los siguientes años, su carrera tuvo un impulso ascendente, que culminó en 1994 con la grabación de su primera y única placa “Grace”. Su voz única y su especial forma de contar (fuertemente influenciada por Robert Plant), además de los covers de “Lilac Wine” de Nina Simone y “Hallellujah” de Leonard Cohen, hacen que el disco sea considerado por la crítica como una verdadera obra maestra.  

“Me apasiona cantar con Jeff. Ha escrito una canción llamada “Grace”, que literalmente me pone los pelos de punta. La primera vez que la escuché sudaba como una novia en su día de boda. La música nunca me había provocado esa reacción antes”.
Elizabeth Fraser - Vocalista de “Cocteau Twins”

Muerte al ritmo de Led Zeppelin

Probablemente nunca se sabrá con exactitud si la muerte de Buckley fue un accidente o si se suicidó a causa del desorden bipolar que padecía. Quizás los testimonios que entregan mayores antecedentes respecto a los sucesos que rodearon su muerte, son la biografía escrita por David Browne (“Dream Brother”) y un documental emitido por la BBC en 2002, donde se narran los hechos acontecidos aquella fatídica noche del 29 de Mayo de 1997. Según estos relatos, Buckley había viajado hasta Memphis, para grabar su segunda placa que llevaría por nombre “My Sweetheart The Drunk” y esa noche llegaría su banda a la ciudad para comenzar el proceso de grabación.

Por lo general, Gene Bowen (Road Manager de Buckley) lo acompañaba a todos lados para evitar que se metiera en problemas, sin embargo, esa noche Jeff decidió salir a dar una vuelta acompañado por el roadie Keith Foti. Al parecer habrían recorrido toda la ciudad escuchando canciones de John Lennon y Jane’s Addiction en un grabador doble cassetera que Foti había comprado el día anterior. Cuando decidieron ir a la sala de ensayo para esperar a la banda se dieron cuenta que estaban perdidos, al cabo de una hora de infructuosos esfuerzos por llegar a la Young Avenue, decidieron llamar a Bowen para pedirle que los ayudará a encontrar el camino, sin embargo, no pudieron contactarlo ya que se había ido al aeropuerto a recibir al resto de los músicos. Fue en ese instante que Buckley tuvo la idea de que fueran a la ribera del Rio Wolf para tocar la guitarra y seguir escuchando música.  


El río no era apto para el baño, pero no existían carteles de advertencia que informaran de un potencial riesgo. Mientras Foti tocaba la guitarra, Jeff tomó el grabador y camino hasta la orilla del río, dejando el dispositivo bastante cerca del agua. Alrededor de las 21:00 hrs. y en un acto inexplicable, Buckley se metió al agua completamente vestido, inclusive con sus botas puestas, y a medida que se iba internando a lo más profundo del río comenzó a interpretar “Whole Lotta Love” de Led Zeppelin. En un momento Foti movió de lugar el grabador para evitar que fuese a mojarse con las olas que produjo un barco que pasaba por el sector, y al levantar la vista Jeff ya había desaparecido. El cuerpo de Buckley fue encontrado desnudo cinco días después, al final de Beale Street, y solo pudo ser identificado por el característico piercing de su ombligo.

La noticia de su muerte conmocionó a todo el universo del rock, y fue en este punto que comenzó a forjarse una leyenda en torno a su nombre. Desde aquel día, su disco debut ha superado las dos millones de copias vendidas y son múltiples los artistas que se han visto influenciados por su música, tales como: Radiohead, Travis, Starsailor, James Blunt, Muse, entre muchos otros. Se han escrito más de 60 canciones tributo a su persona, entre las que destacan “Wave Goodbye” de Chris Cornell y “Memphis” de PJ Harvey.

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