¿Quién es “The Horrors”?, esa es la pregunta que he tenido que
responder cientos de veces en los últimos dos meses, y la única razón por la
cual he sido capaz de contar hasta diez para dar una respuesta más o menos
decente es que en cierta forma comprendo que un gran porcentaje del público
chileno no haya escuchado hablar del quinteto británico que dentro de los
próximos minutos se subirá al escenario del Club Chocolate (ex–rockola), ya que son una banda relativamente
nueva (2005), cuyas canciones no suelen ocupar las parrillas programáticas de las
radioemisoras nacionales, y cuyos discos tampoco se encuentran en lo más alto
de los rankings de ventas. Quizás una muestra clara de que este show no está
orientado a grandes masas es que el lugar escogido para albergar este concierto
solo tiene capacidad para 1.200 espectadores, los cuales de a poco empiezan a
repletar cada rincón del recinto de Barrio Bellavista. Resulta importante
recalcar que el hecho que no sean tan conocidos por estos lados, no es en
ningún caso sinónimo de mediocridad, muy por el contrario, los que están
familiarizados con la música de The Horrors pueden dar fe, que hoy por hoy, son
uno de los mejores exponentes del post punk y el garaje rock en la escena mundial.
A pesar de su corto tiempo de
vida, The Horrors llega a Chile con tres discos de estudio bajo el brazo: “Strange
House” (2007), “Primary Colours” (2009) y “Skying” (2011). Esta presentación se
enmarca en la gira promocional de su tercer larga duración, el cual ha cosechado
muy buenas críticas por parte de los medios especializados, llevándose en la
última edición de los NME Awards el galardón al mejor álbum del año, superando
a artistas de renombre, tales como: Arctic Monkeys (Suck It And See), Noel
Gallagher’s High Flying Birds (homónimo) y PJ Harvey (Let England Shake). Quizás
la gran interrogante respecto a esta presentación es que tan extenso será el
show de los ingleses, ya que en ninguno de sus últimos conciertos (Inglaterra, Brasil
y Argentina) han tocado más de 11 temas. Es de esperar que los ingleses también
incluyan en este íntimo show los grandes éxitos de su primer trabajo (por lo
general sus setlist se fundamentan en
sus últimos dos discos) y que saquen buenos dividendos de presentarse en un recinto
que asegura una convocatoria de solo fanáticos.
Un pequeño escenario con un telón
rojo de fondo, da la bienvenida a la banda que es recibida entre gritos y
aplausos. El inicio del show corre por cuenta de “Mirror’s Image”, en donde los
sonidos nítidos del teclado dan la pauta para que se incorpore la batería y que
con esto se desate la euforia del público, fenómeno que tiene una escasa
duración, ya que al cabo de un rato solo unos pocos continúan acompañando la música.
Ya para el segundo tema, “Who Can Say”, la energía no aumenta, y el vocalista Faris
Badwan tampoco hace muchos esfuerzos por revertir la situación, prácticamente sin
moverse de su metro cuadrado, no muestra ningún interés por interactuar con los
asistentes. Para cuando empieza a sonar “I Can See Throught”, ya se evidencia
que el sonido que los ingleses logran imprimir en cada pista es de gran nivel. La
melodía que entrega la guitarra marca el comienzo de “Scarlet Fields”, y los
fanáticos buscan entrar en calor mediante el acompañamiento de palmas y la
ejecución de los coros, pero solo un pequeño grupo logra mantener el ritmo. En
“Changing The Rain”, el bajista
y el tecladista despliegan su versatilidad tocando el pandero y el público los
premia con sus aplausos. De la mano de “Dive In” llega uno de los momentos más
bajos del show, existiendo una nula complicidad con el público, y en donde solo
uno tímidos destellos de energía rompen la calma.
La segunda mitad del show comienza con “Endless
Blue”, que desde un comienzo muestra sus credenciales con una gran introducción
y con un potente cambio de ritmo, que salta desde un sonido melódico hacía pistas
más energéticos. La presentación continua con “Sea Within A Sea”, que tiene
como gran mérito, que por primera vez en toda la noche, todo el público actúa
al unísono, apoyando con palmas y silbidos. La siguiente canción es anunciada
por Badwan como el primer sencillo de su última placa, y comienza a
sonar “Still Life”, en donde a
pesar de la indiferencia de la banda, el público apoya con su puño en alto y
coreando en reiteradas ocasiones el pegajoso estribillo “you will find me”. The Horrors abandona el escenario y casi en
un acto reflejo los fanáticos empiezan a pedir que vuelvan. Al cabo de unos
minutos la banda vuelve para interpretar “You Said”, en donde fieles a su
estilo siguen sin proyectar mucha energía y emotividad. El tema encargado de
dar por terminado el show es “Moving Further Away”, por lejos la canción más
completa de la noche, en donde el frontman
tiene su primer acto de acercamiento al colgar una bandera chilena en el
pedestal del micrófono. Toda la energía de los sonidos más electrónicos,
apoyados por la potencia de la guitarra y la batería, mientras el vocalista
acerca el micrófono a los amplificadores para aumentar la intensidad. Una pieza
perfectamente bien lograda, que constituye un fiel reflejo de la calidad
musical de The Horrors.
Tal como ha sido la tendencia en
esta gira, los británicos dedicaron gran parte de su show a repasar las
canciones de su último disco, complementando con los temas más potentes de su
segundo trabajo. En total fueron siete canciones de “Skying”, que denotan un
verdadero interés por dar a conocer su más reciente producción, y que tiene el
valor agregado de no tener que echar mano a sus primeros éxitos para construir
un show atractivo. Es cierto que respecto a gustos no hay nada escrito, pero en
una presentación en vivo se espera que exista una cierta reciprocidad de la
banda hacía la entrega del público, o que al menos el frontman sea capaz de establecer una conexión con la audiencia,
cosa que solo sucedió esporádicamente, y en donde a ratos, la antipatía de la
los ingleses parecía contagiar a los asistentes.
Al tratar de evaluar el show como
un todo, se produce una fuerte disonancia entre lo que se escuchó y lo que se vio,
por un lado tenemos el aspecto estrictamente musical, ítem en el que The
Horrors aprueba con honores, logrando incluso, sonidos mucho más potentes que
en sus grabaciones en estudio, lo que se fundamenta en gran medida en el apoyo
de las bases electrónicas que juegan un papel protagónico a la hora de montar
una canción. Y en el lado apuesto de la vereda, tenemos una puesta en escena bastante
mediocre, que más allá de no contar con apoyos visuales, mostró una banda sin
ningún interés por hacer partícipe al público de su show. Se podría discutir
respecto a si es mejor desplegar una solidez musical por sobre una presentación
atractiva a la vista, pero lo cierto es que cuesta trabajo abstraerse del hecho
que hace un par de semanas, en ese mismo escenario, los ingleses de The Kooks,
con un sonido deficiente, hicieron saltar a todo el Club Chocolate, fenómeno
que en ningún momento logró recrear The Horrors.
Setlist
1. Mirror’s Image
2. Who Can Say
3. I Can See Through You
4. Scarlet Fields
5. Changing The Rain
6. Dive In
7. Endless Blue
8. Sea Within A Sea
9. Still Life
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10. You Said
11. Moving Further Away