viernes, 22 de junio de 2012

Enrique Bunbury: Licenciado de ídolo

A casi tres años desde su última visita, el cantante y compositor aragonés regresa a nuestro país para presentar en extenso su séptima placa de estudio, “Licenciado Cantinas” (2011), un disco de versiones del catálogo hispano-latinoamericana, que según palabras del propio Bunbury corresponden a canciones que aprendió en sus aventuras de cantinas, lugares en los cuales también se castigó mucho. El Teatro Oriente fue el lugar escogido para albergar la presentación del español, un ambiente mucho más íntimo que en su anterior show en el Teatro Caupolicán (gira de promoción del álbum “Hellville De Luxe”), y que asegura una asistencia bastante identificada con el artista, prueba de aquello es que las entradas para la ubicación VIP se encuentran agotadas hace más de un mes.   


A medida que se acerca la hora del concierto, los fanáticos comienzan a repletar el recinto, un público mixto, sin ningún rango de edad claramente definido y que a simple vista pareciesen no tener mucho en común. Siendo pasadas las 21:00 hrs. se apaga la luz del Teatro y salen a escenas los cinco músicos que conforman la nueva banda que acompaña a Bunbury: “Los Santos Inocentes”, y de inmediato los sonidos del acordeón, el contrabajo, la guitarra y la mandolina se apoderan del lugar, para dar paso a la interpretación de “El Mar, El Cielo Y Tú”. El público enloquece cuando hace su ingreso el español, vestido en un impecable traje rojo, con detalles en amarillo, además de brillos en la solapa y una gran calavera en la espalda. Para continuar con una apertura cargada a su último álbum, interpreta los temas “Llévame” y “El Solitario (Diario De Un Borracho)”, los cuales son coreados íntegramente por los fanáticos. A modo de introducción a “De Mayor” el carismático vocalista dedica sus primeras palabras al público, indicando que para él es un verdadero placer estar de vuelta, lo que tiene como respuesta una lluvia de aplausos de parte de la audiencia.

Por primera vez en la noche, Bunbury se cuelga la guitarra para tocar “La Señorita Hermafrodita”, la cual es recibida por los gritos de los asistentes, que parecen disfrutar cada minuto del concierto. El acordeón de Jorge Rebenaque asume el protagonismo en “El Extranjero”,  y el público acompaña la melodía con las palmas. El español se desprende de su chaqueta roja, para quedar con una camisa negra y un chaleco del mismo color del traje. Llega el turno de otra de las versiones de su nuevo disco: “Ódiame”, la cual es coreada al unísono por todos los fanáticos, y en donde recibe de regalo una bandera chilena, la cual ubica estratégicamente en la base de la batería. “Una Canción Triste” es presentado como un tema que no es tocado regularmente en vivo, causando la aprobación generalizada de todo el Teatro. Para la interpretación de “No Me Llames Cariño” Bunbury se pone un sombrero vaquero de color rojo con una calavera en frente, y se mueve en el escenario, simulando movimientos propios del boxeo. Los sonidos más rápidos y en ritmo de ranchera de “Ánimas, Que No Amanezca” se apoderan del recinto, y las palmas del público acompañan cada uno de los acordes. La pulcritud del show continúa con “Los Habitantes” y “Sácame De Aquí”, en donde además empiezan a aparecen ciertos movimientos de Bunbury, que hacen recordar a uno de sus grandes amigos: Raphael.


Bunbury, constantemente hace partícipe al público, instándolos a cantar, y los fanáticos asumen el desafío, como en “Que Tengas Suertecita”, donde se hacen cargo íntegramente de los coros de la canción. Le pegajosa melodía de “El Día De Mi Suerte” aumenta la intensidad y la energía, lo que contrasta con el tema “De Todo El Mundo”, que de la mano de sonidos más delicados baja rápidamente las revoluciones. La entrega del público alcanza uno de sus puntos más altos durante la interpretación de “Sí”, en donde los fanáticos no para de cantar cada una de las líneas. Bunbury indica que tocarán la última canción de la noche, pero primero se da el trabajo de presentar a cada uno de los músicos que componen su banda. Comienzan a tocar el clásico “El Hombre Delgado Que No Flaqueará Jamás”, y es justamente durante esta canción que se produce quizás el único punto negro de la jornada, ya que en mitad de la canción esta tuvo que ser detenida debido a una trifulca que se produjo en la zona vip lateral, por razones que aún se desconocen. Apelando a toda su experiencia, el español esperó que los guardias sacaran del recinto a las personas que se vieron involucradas en la pelea y retomo el desarrollo del tema. Los músicos abandonan el escenario y se retiran hacía backstage.

El público no se conforma con la presentación y durante varios minutos piden que Bunbury y su banda vuelvan al escenario. Acatando el clamor popular, los músicos vuelven a escena para interpretar “Porque Las Cosas Cambian” y “San Cosme y San Damián”, en donde además el vocalista dedica unas sentidas palabras a sus fanáticos: “siento mucho no haber estado más veces en Santiago estos últimos años…esto ha sido en contra de mi voluntad”. El show continúa con “Infinito” y a esta altura, el público ya se encuentra totalmente entregado a la música del artista español. Bunbury vuelve a abandonar el  escenario y sus músicos lo siguen. Una audiencia incombustible sigue exigiendo el retorno de los artistas, quienes vuelven para ofrecer las últimas tres joyas que coronarán una velada transcendental. “Bujías Para El Dolor” es la encargada de abrir el tramo final del show, para seguir con “Las Consecuencias”, una canción mucho más sensible, y así lo reconoce el público manteniéndose en un respetuoso silencio. Suenan los primeros acordes de teclado que marcan el inicio de “…Y Al Final” y el Teatro enloquece, entregándose por completo a la presentación, y generando un cierre a la altura de las circunstancias. Bunbury agradece el apoyo del público y se retira del escenario entre aplausos, sus músicos siguen tocando y no se mueve un alma del recinto hasta que suena la última nota.


Un show sólido de principio a fin, en donde Enrique Bunbury entregó seis piezas de su último larga duración, además de recorrer los grandes éxitos de los discos más relevantes de su carrera en solitario: Pequeño (1999), Flamingos (2002), El Viaje A Ninguna Parte (2004), Hellville De Luxe (2008) y Las Consecuencias (2010). El carisma del español es indiscutible, con una facilidad para convertirse en el foco de atención que hasta los mejores frontman envidiarían, y si a eso le sumamos que su voz, lejos de desgastarse con el paso del tiempo, parece estar mejorando, tenemos como resultado una presentación que raya en la perfección y que tiene que haber dejado satisfechos a todos los fanáticos que llegaron hasta el Teatro Oriente.

Mención aparte merecen Los Santos Inocentes que brillaron con luces propios en cada una de las canciones, haciendo que “El Huracán Ambulante” (la anterior banda que acompañase a Bunbury en sus giras), quedaran como unos principiantes. Las características del recinto conspiraron para que el sonido fuese nítido, y con una potencia en su justa medida, consolidando todos estos factores en una presentación memorable, que permite soñar con la posibilidad de tener a Bunbury visitando más seguido nuestras tierras.

Setlist

1. El Mar, El Cielo Y Tú (Instrumental)
2. Llévame
3. El Solitario (Diario De Un Borracho)
4. De Mayor
5. La Señorita Hermafrodita
6. El Extranjero
7. Ódiame
8. Una Canción Triste
9. No Me Llames Cariño
10. Ánimas, Que No Amanezca
11. Los Habitantes
12. Sácame De Aquí
13. Que Tengas Suertecita
14. El Día De Mi Suerte
15. De Todo El Mundo
16. Sí
17. El Hombre Delgado Que No Flaqueará Jamás
18. Porque Las Cosas Cambian
19. San Cosme y San Damián
20. Infinito
21. Bujías Para El Dolor
22. Las Consecuencias
23. …Y Al Final

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