miércoles, 24 de octubre de 2012

La Renga: 10 años dejando el alma

Tuvieron que pasar 14 años desde la génesis de La Renga en 1988, para que aterrizaran por primera vez en nuestro país. Aquella histórica presentación se llevo a cabo hace exactamente una década, en un repleto Estadio Victor Jara, en donde compartieron escenario con los nacionales de Weichafe, hito que marcaria una estrecha relación con el público chileno. Después de este primer acercamiento volverían en otras nueve oportunidades a nuestras tierras, siendo su última visita el pasado 21 de Enero en el Velódromo del Estadio Nacional. Este aniversario constituye la excusa perfecta para tener de vuelta toda la potencia de los argentinos, en un show que promete ser especial, no solo por la carga emocional que involucra conmemorar los 10 años de contacto entre La Renga y Chile, sino también, porque la presentación será grabada en alta definición, con la finalidad de ser incluidos en un próximo DVD de la banda.


El íntimo escenario del Teatro Caupolicán es el lugar escogido para recibir la décima visita de La Renga. “Ser parte de la historia” es el eslogan con el cual se promocionó este evento, y así lo entienden los miles de fanáticos que desde muy temprano comenzaron a llegar al recinto de San Diego. Casi un centenar de incondicionales seguidores se apostaron en frente del Teatro, alentando con banderas y canticos, casi como si estuvieran en la previa de un partido de fútbol. La celebración duraría hasta que aparecieron fuerzas especiales de carabineros, quienes descolgaron los lienzos y obligaron a la multitud a dispersarse. 

En el interior del recinto, la efervescencia era máxima, a falta de 30 minutos para el inicio del show prácticamente no existen ubicaciones disponibles, una muestra inequívoca de que nadie quería quedar ajeno a esta icónica presentación. En lugar ofrece una de las mejores postales de las que se tenga memoria, con una platea completamente tapizada con variedad de lienzos, de distintas formas, diseños y colores, en los cuales se pueden leer mensajes tales como: “Es tu canción la que quiero oír en mi voz”, “el poder del rock le da sentido a mi vida”, “en tu andar veo mi andar y somos los mismos de siempre”, entre muchos otros.


“Tanque” es el primero en salir al escenario, sentándose frente a su batería y casi en un acto reflejo causando el delirio de todos los asistentes, lo siguen “Tete” y posteriormente “Chizzo”, dejando la mesa servida para dar inicio a la celebración. El show comienza con toda la potencia de “Panic Show”, que enloquece a todo el público del Caupolicán, quienes no paran de saltar y cantar, ofreciendo una muestra de energía solo comparable con la de Tete que corre de un lado para otro sin control. Las revoluciones se mantienen en lo más alto con “A Tu lado”, en donde se evidencian algunos problemas con el sonido del bajo, que es saturado por la batería, inconveniente que es rápidamente mitigado. Chizzo se dirige a los asistentes, y con un cierto grado de emoción indica: “Una noche como hoy en 2002, desembarcamos por primera vez en Chile…un placer estar acá con ustedes”, la ovación no tarda en llegar, y con ella los primeros acordes de “Canibalismo Galáctico”, que cuenta con el apoyo irrestricto de sus fans, que saltan y hacen flamear sus banderas. La conexión con nuestro país se hace aun más visible en “Tripa y Corazón”, en donde el frontman derrocha intensidad de la mano de excelentes secuencias y licks de guitarra. “Nada más difícil que obtener un sueño en una almohada de piedra” es la oración que introduce otro de los éxitos de los trasandinos, que recibe el apoyo de miles de voces que acompañan en los coros.

Se incorpora a la banda Manuel Varela, para apoyar con la armónica y segundas voces en la blusera “Motoralmaysangre”. Llega el turno de la canción que da el nombre a su último álbum de estudio, “Algún rayo”, existiendo por primera vez en la noche un comportamiento pasivo de parte del público, quizás por no tener tan arraigado el nuevo material. “Detonador De Sueños” presenta el sonido arrollador de la batería, con potentes secuencias y perfectas ejecuciones. Tete mantiene su show aparte, subiéndose a la plataforma destinada para Tanque, además de girar y recorrer toda la pista. Chizzo pregunta si se está escuchando bien, y aprovecha de agradecer a su staff de sonidistas, para luego atacar con toda la energía de “Destino Ciudad Futura”. Manu vuelve al escenario para apoyar con su saxofón la interpretación de “El Twist Del Pibe”, que recibe claras muestras de fascinación, con un recinto explotando de energía, donde todos los fanáticos corean al unísono cada una de las líneas de la canción. Otro invitado de lujo hace su presentación, “Nacho Smilari”, quien aparece para apoyar en el tema “Poder”, causando el delirio de cada uno de los seguidores que no paran de saltar y gritar.


La potencia de La Renga prosigue con la canción “El Rey De La Triste Felicidad”, que a su vez contrasta con “Dioses De Terciopelo”, presentada por el frontman como un pasaje más lento y melódico. Toda la banda abandona el escenario, y al cabo de un par de minutos vuelven para desarrollar una sensible sesión acústica, cuya apertura corre por cuenta de “Llenado De Llorar”, en donde el público canta desde lo más profundo de su ser, y donde los sonidos más controlados dejan entrever una ejecución no tan limpia y depurada por parte de Chizzo y Manu. Para “En El Baldío”,  Tete acompaña con su guitarra de palo, y todos elevan sus manos para seguir la agradable melodía. El protagonismo de las hermosas secuencias de armónica se apodera de “Voy A Bailar A La Nave Del Olvido”, con una letra cargada de emotividad y un cambio de ritmo que recibe la aprobación de los asistentes. De la mano del clásico “Balada Del Diablo Y La Muerte” vuelven los sonidos más crudos y rockeros, en donde el Teatro se convierte en una sola voz. El momento anecdótico lo ofrece Chizzo, que en medio de un excelente despliegue de dominio de las seis cuerdas, sufrió la desconexión de su instrumento, provocando una reacción felina por parte de los roadies para solucionar el imprevisto. 

El Caupolicán tiembla de energía e intensidad, con ráfagas de rock que recorren cada rincón del recinto, “Despedazado Por Mil Partes” y “Arte Infernal” son las encargadas de mantener las revoluciones en lo más alto, misión que es resuelta de manera sobresaliente. El público pareciese no agotarse, y así lo evidencian en “Al Que He Sangrado”, donde se mantiene la tónica de un apoyo constante en las voces. Las alarmas se activan cuando Chizzo indica que se están acercando lentamente al final, y su fanaticada le hace saber que no están dispuestos a terminar la celebración sin dar pelea, y así lo hacen durante la interpretación de “Lo Frágil De La Locura”, levantando los brazos y cantando más fuerte que nunca. El tema “La Razón Que Te Demora” fue dedicado al pueblo mapuche, causando la aprobación casi instantánea de todo el Teatro. La banda se retira tras un sólido “Gracias Chile!

Tras cinco minutos de receso, el público se comienza a impacientar y dedican canticos a la banda. Posteriormente, y en un acto casi involuntario, todo el recinto comenzó a interpretar “El Revelde” a cappella, teniendo como único instrumento de apoyo las palmas. Tanque aparece en la batería y comienza a interactuar con los expectantes asistentes, para luego dar paso a la versión original de este tema, sin lugar a dudas uno de los puntos más álgidos de la jornada, con miles de fieles seguidores que no dejan de saltar y cantar. Premian la interpretación con una cerrada ovación que no deja a nadie indiferente. Las últimas dos canciones que cierran la celebración de los diez de la primera visita de La Renga a Chile son “El Final Es En Donde Partí” y “Hablando De La Libertad”, en donde los asistentes queman sus último cartuchos para despedir a una de las bandas más emblemáticas del rock argentino. Un emocionado Gustavo “Chizzo” Nápoli dedica las últimas palabras a su hinchada: “Gracias Chile. Volvemos pronto”.


No voy a decir que La Renga se echó al bolsillo al público chileno, ya que de ser así estaría hablando de su show del 2002, que fue precisamente donde los argentinos cautivaron a la mayoría de los fanáticos que hoy llegaron al Teatro Caupolicán. El éxito de esta presentación nunca estuvo en tela de juicio, ya que los oriundos de Matadero este partido lo jugaban de local, y desde el primer minuto se evidenciaba que nada de lo que pasara sobre ese escenario haría cambiar la percepción de idolatría que despiertan en cada uno de sus seguidores.

A pesar de saberse queridos y respetados por el público chileno, La Renga no se duerme en sus laureles, por el contrario, pareciese que este cariño los motivase a dejar un pedazo más de su alma cada vez que salen a escena, con una entrega absoluta, un profesionalismo a toda prueba y esa importante carga de emotividad que no puede faltar en las presentaciones más trascendentales. Cada una de las piezas que componen esta máquina de hacer rock, sabe perfectamente cuál es el rol que debe cumplir: Gabriel “Tete” Iglesias, que debe ser por el lejos el bajista que más kilómetros recorre en el escenario, Jorge “Tanque” Iglesias, que maneja cada uno de los fundamentos de la batería, y Gustavo “Chizzo” Nápoli, uno de los pocos músicos en el mundo que cargan con la responsabilidad de las voces y la guitarra principal, ejecutando ambas igual de bien. En líneas generales podemos hablar de un show redondo, que si bien es cierto tuvo algunos pequeños detalles en el sonido, los suplió con creces, en base a una propuesta potente, entretenida y repleta de grandes éxitos.

Setlist

1. Panic Show
2. A Tu lado
3. Canibalismo Galáctico
4. Tripa y Corazón
5. Almohada De Piedra
6. Motoralmaysangre
7. Algún Rayo
8. Detonador De Sueños
9. Destino Ciudad Futura
10. El Twist Del Pibe
11. Poder
12. El Rey De La Triste Felicidad
13. Dioses De Terciopelo
14. Llenado De Llorar
15. En El Baldío
16. Voy A Bailar A La Nave Del Olvido
17. Balada Del Diablo Y La Muerte
18. Despedazado Por Mil Partes
19. Arte Infernal
20. Al Que He Sangrado
21. Lo Frágil De La Locura
22. La Razón Que Te Demora
23. El Revelde
24. El Final Es En Donde Partí
25. Hablando De La Libertad

viernes, 19 de octubre de 2012

G3: Un monstruo de tres cabezas

Pocas veces se tiene la oportunidad de ver en un mismo escenario, a tres prodigiosos referentes de las seis cuerdas, como lo son Joe Satriani (ex Deep Purple), John Petrucci (Dream Theater) y Steve Morse (Deep Purple, Dixie Dregs), privilegio reservado solo para el puñado de fanáticos que llegaron al Movistar Arena a presenciar una nueva fecha del G3, evento que aterriza por tercera vez en nuestro país, tras sus exitosas versiones de 2004 y 2006. Este show se enmarca en su gira sudamericana, que ya los tuvo en Brasil y Argentina, y que próximamente los llevará a Venezuela y posteriormente a México, en donde el lugar de Morse será ocupado por Steve Lukather (Toto).


Cuando se reúne a tres guitarristas icónicos bajo el alero de un mismo evento, las expectativas no pueden ser bajas y así se refleja en cada uno de los asistentes que desde temprano comenzaron a arribar al recinto del Parque O’Higgins, un público mixto, donde no se marca ninguna tendencia respecto al tramo generacional. Como ya es costumbre, algunos se entretienen consultando los valores del merchandising que se vende en los puestos autorizados, mientras que los más osados piden precios en el stand de guitarras. En una semana particularmente ajetreada en materia de conciertos, este show se alza como uno de los más potentes del planeta rock, es de esperar que los músicos se encuentren a la altura de las circunstancias y que a punta de solos y riffs hagan temblar cada rincón del Arena.

Para esta ocasión, el recinto fue habilitado al 50% de su capacidad, haciendo de este un show más íntimo, y facilitando la visión del escenario desde todas las ubicaciones, prueba de esto es que no fue necesario habilitar pantallas gigantes. El encargado de dar inicio a la fiesta es Steve Morse, quien sale a escena con una puntualidad que se agradece, bien acompañado por dos músicos de apoyo, responsables de la batería y el bajo. Sin mediar introducción comienza a sonar “Name Dropping”, el donde el guitarrista de inmediato despliega sus credenciales en base a potentes licks y solidas secuencias, las que se complementan de buena manera con el sonido del bajo. Las revoluciones bajan de la mano de “Highland Wedding”, cuya hermosa melodía se gana de inmediato los aplausos de los fanáticos. “On The Pipe” trae de vuelta toda la potencia de Morse, quien hace gala de lo depurada de su técnica, dejando más que claro las razones por las cuales se le considera como uno de los mejores exponentes del shred.

“Vista Grande” vuelve a llenar el ambiente de sonidos más delicados y melódicos, en contraposición con “John Deere Letter”, que destaca por su dinamismo, velocidad y una entretenida melodía country, que de forma espontánea logra que el público acompañe con las palmas. Morse dedica sus primeras palabras a los asistentes, dándoles la bienvenida  y expresándoles lo genial que es compartir escenario cada noche, con tipos tan talentosos. El músico cambia de guitarra para interpretar junto al bajista, “Baroque ‘n Dreams”, una extraña canción con tintes medievales, que si bien no destaca por su energía, si lo hace por lo atractivo de sus sonidos. Steve Morse vuelve a colgarse la guitarra con la que empezó el show, con la cual interpreta “Rising Power” de forma brillante y perfeccionista, no escatimando en potencia e intensidad. La rápida “StressFest” es presentada como la historia de su vida, y en cada uno de sus acordes se denota lo compenetrado que está el guitarrista con su música. La encargada de cerrar la presentación es “Cruise Control”, cover de Dixie Dregs, que tiene su punto más álgido en una pseudo competencia/juego entre el bajo y la guitarra.

Tras 15 minutos de receso, necesarios para montar otros instrumentos en el escenario, llega el turno de John Petrucci, miembro fundador de Dream Theater y un reconocido fanático de Steve Morse, quien hace su entrada con una introducción llena de dramatismo y oscuridad. En el papel, el setlist de Petrucci se evidencia más acotado que el de su predecesor, sin embargo, es sabido que sus canciones son mucho más extensas. La potencia y la fuerza no se hacen esperar, arrollando con el sonido demoledor de “Damage Control”, que tiene como condimento adicional el sentimiento que imprime el guitarrista en cada uno de sus acordes. Llega el turno de “Cloud Ten”, la primera de tres canciones nuevas que recién se comenzaron a mostrar en esta gira, que destaca por su melodía lúdica y dinámica. El músico ofrece sus primeras palabras, recordando su paso por Chile el pasado mes de Agosto con Dream Theater. Durante la ejecución de “Jaws Of Life” se puede apreciar fácilmente lo depurada de su técnica y el perfecto dominio del instrumento, convirtiendo la palanca de vibrato en el mejor de sus aliados.

La presentación continúa con las otras dos canciones nuevas que Petrucci está mostrando en el tour, primero la no tan potente “Zero Tolerance”, y posteriormente, los sonidos duros y toscos de “Glassy-Eyed Zombies”, en donde el protagonismo recae en la exquisita técnica del guitarrista, adornada con perfectos glissandi y certeros licks. El cierre de esta parte del show corre por cuenta de “Glasgow Kiss”, uno de los temas emblemáticos del álbum con que Petrucci debutó como solista: “Suspended Animation” (2005). Antes de retirarse, el músico presenta a su banda, cayendo una ovación de forma espontánea cuando llega el turno de nombrar a Mike Mangini en la batería.

Tuvieron que pasar 20 minutos para que apareciera el anfitrión de la fiesta, el siempre carismático Joe Satriani, que desde el comienzo se muestra muy animoso y activo. A diferencia de sus compañeros, el guitarrista incorpora un músico adicional en escena, un tecladista, quien hacia el final del show tendrá un rol bastante importante. “Ice 9” comienza con mucha potencia y energía, despertando al público del letargo causado por el receso, Satriani pide que acompañen con las palmas y los asistentes obedecen de inmediato. Llega el turno de “Satch Boogie”, donde queda más que claro lo bien que lo está pasando el icónico guitarrista, con un deslumbraste despliegue de talento y perfecto dominio de la palanca. Se produce un cambio de guitarra para llevar a cabo la interpretación de “Flying In A Blue Dream”, canción de corte más sensible y relajado, que permite apreciar una faceta menos rockera de Satriani, pero no por eso, menos prodigiosa. En la primera parte de “Crystal Planet” el teclado se convierte en protagonista excluyente, ganándose los aplausos de todo el recinto, inclusive del resto de los músicos. Posteriormente, llegaría una avalancha de potencia e intensidad, una hermosa pieza que el guitarrista lleva a cabo prácticamente sin esforzarse.

Para “God Is Crying” Satriani vuelve a solicitar el apoyo del público y la ayuda no se hace esperar, miles de fanáticos funcionando en perfecta sincronía. Se produce un atractivo duelo entre el guitarrista y el tecladista, que ni siquiera se resuelve cuando el músico comienza a rasgar las cuerdas con los dientes, acción que es emulada de forma precisa y eficiente por el encargado de las teclas. El recinto se llena de emotividad y sensibilidad con el tema “Always With Me, Always With You”, una canción preciosa y delicada, suerte de balada rock que deja en evidencia  la prolijidad de la ejecución, no escapándose ni una sola nota. Con “Crowd Chant” el público se hace más presente, cargándose de toda la energía de pieza, coreando cada una de las secuencias y cambios de ritmo. El cierre no podía ser con otra cosa que no fuese uno de los clásicos de Satriani, y “Surfing With The Alien” encaja perfectamente en este prototipo, que ofrece las últimas pinceladas de potencia y desenfreno.  

Joe Satriani se dirige a la audiencia para incentivarlos a que llamen al resto de los integrantes del G3, y al cabo de un par de segundos de gritos y aplausos hacen su ingreso al escenario Steve Morse y John Petrucci, conformando al talentoso monstruo de tres cabezas, que es recibido con una cerrada ovación que baja desde todos los sectores del Arena. La primera canción interpretada por la bestia es “You Really Got Me”, cover de The Kinks, en donde las voces corren por cuenta del tecladista, y cuyo coro es realizado al unísono por todas las almas del recinto. Una exquisita demostración de talento, donde los guitarristas se turnan para desplegar lo mejor de su repertorio. Llega el turno de “White Room”, cover de Cream, en donde Morse se ve un poco más apagado que sus compañeros, que transitan sin sobresaltos por una secuencia de solos perfectamente ejecutados. El último tema de la noche es “Rockin’ In The Free World”, cover de Neil Young, que cuenta con la particularidad de que la voz recae en Joe Satriani. Para cuando llega el turno del coro, todas las voces aportan con lo suyo, mientras unos tímidos puños se alzan hacía el cielo, en una hermosa postal que marca el cierre de un show carente de imperfecciones.

Fueron 26 canciones resumidas en más de tres horas de rock, donde fuimos testigos del talento y perfección de algunos de los guitarristas más destacados del mundo. Una exquisita e invaluable demostración de dedicación, desde la perspectiva de un grupo de músicos que han sido capaces de transformar la guitarra en una extensión más de su cuerpo. Tres estilos diferentes, unificados en un único instrumento…simplemente G3.

Setlist

Steve Morse

Name Dropping
Highland Wedding
On The Pipe
Vista Grande
John Deere Letter
Baroque ‘n Dreams
Rising Power
StressFest
Cruise Control (cover de Dixie Dregs)

John Petrucci

Damage Control
Cloud Ten
Jaws Of Life
Zero Tolerance
Classy-Eyed Zombies
Glasgow Kiss

Joe Satriani

Ice 9
Satch Boogie
Flying In A Blue Dream
Crystal Planet
God Is Crying
Always With Me, Always With You
Crowd Chant
Surfing With The Alien

Morse + Petrucci + Satriani

You Really Got Me (cover de The Kinks)
White Room (cover de Cream)
Rockin’ In The Free World (cover de Neil Young)

martes, 9 de octubre de 2012

Kasabian: El sonido fundamental

La génesis de Kasabian se remonta a 1997, en donde Sergio Pizzorno y Chris Edwards, compañeros del Countesthorpe Community College de Leicester, comenzaron a soñar con la posibilidad de formar un grupo de rock, ninguno de los dos poseía estudios formales de música y de manera autodidacta aprendieron a tocar la guitarra. Tanto Sergio como Chris, sentían que no tenían el carisma y desplante necesario para ser la cara visible de la banda y por lo mismo se abocaron a la misión de conseguir un frontman. En esta búsqueda se fijaron en Tom Meighan, un personaje que se escapaba del molde del resto de los estudiantes, con serios problemas de hiperactividad y que acostumbraba cantar durante los horarios de clases, ganándose el rechazo de los profesores.


Durante un fin de semana largo, Pizzorno y Edwards se toparon con Meighan completamente borracho a la salida de un pub y le ofrecieron hacerse cargo de las voces de la banda, quien probablemente a causa de su estado etílico accedió a la propuesta sin hacer mayores preguntas. El siguiente en integrarse a la agrupación fue el guitarrista Chris Karloff, que si bien es cierto no pertenecía a la generación del resto de los muchachos, había mostrado su talento en otras formaciones, lo que llamó la atención del trío. De inmediato Karloff comenzó a cooperar con las actividades de composición, tarea que hasta ese momento solo recaía en Pizzorno. En 2001, durante la grabación de sus primeros singles, conocieron al baterista Ian Matthews, que gozaba de una buena reputación en la escena jazz y triphop, siendo reclutado para hacerse cargo de la percusión.

Las personas dicen que seremos el nuevo Oasis, pero no lo creo. Es bueno
cuando las personas lo dicen, pero no están entendiendo el punto”.
(Tom Meighan, vocalista de Kasabian)

Su primera maqueta se grabó en los estudios Bedrock, donde Edwards se desempeñaba como técnico de sonido. Posteriormente, llegaría el turno de hacer su debut en vivo, acontecimiento que tendría lugar en el Club de Rugby Vipers, teniendo bastante éxito entre los asistentes. Como toda buena historia no podía estar ausente el factor suerte, y es así como un cazatalentos de BMG (Columbia) escuchó la maqueta mientras era pinchada por un DJ en un club de Londres, contactando a la banda para ofrecerles un atractivo contrato discográfico. Desde ese día, Kasabian ya ha editado cuatro álbumes de estudio y su popularidad en todo el mundo no para de crecer.

El origen del nombre

Nadie puede poner en tela de juicio la influencia de The Beatles sobre la mayoría de los músicos que crecieron bajo el alero de su legado musical, sin embargo, esta no es la única asociación que podemos encontrar entre Kasabian y los cuatro de Liverpool. El nombre de la banda proviene de Linda Kasabian, una joven que formaba parte del grupo “La Familia”, liderada por el asesino en serie Charles Manson, quien fue responsable del macabro asesinato de Sharon Tate, la mujer del cineasta polaco Roman Polanski, además de varios de los invitados que asistieron a una fiesta en la residencia del director (1969). Linda fue la encargada de conducir el vehículo en donde Manson huyó tras la matanza. Según investigaciones posteriores, el asesino se habría sentido profundamente influenciado por la película de Polanski: “Rosemary's Baby” (1968).

Kasabian significa carnicero en Armenio”.

Esta película, también conocida como “La Semilla Del Diablo”, fue filmada en un conjunto de departamentos de Dakota, mismo lugar donde en 1980 sería herido de muerte John Lennon, a raíz de cinco disparos que el fanático Mark David Chapman le propinó por la espalda.

¿Kasabian o KSBN?

Hace rato que Kasabian dejó de ser una banda comparsa, de aquellas que apenas se alcanzan a distinguir en los carteles de los festivales y que en algunos casos solo son incluidas para incrementar la lista de artistas y por el bajo costo que esto involucra. Su presente es diametralmente opuesto, llevando con orgullo la etiqueta de headliners, siendo protagonistas de los eventos más prestigiosos del mundo. El pasado mes de Agosto, se llevó a cabo el Reading Festival 2012 (que a falta del Glastonbury se convirtió en el Festival más importante de Inglaterra), y donde Kasabian compartió escenario con Foo Fighters y The Cure, como los números principales.

Recuerdo cuando miraba esos carteles y pensaba: Quiero ser uno de esos nombres, los grandes de la cabecera. No quiero tener que usar una lupa para encontrar mi nombre, quiero estar encima de todo el montón”.
(Sergio Pizzorno, guitarrista de Kasabian)


Esta no era la primera vez que los ingleses se presentaban en el Reading Festival, su primera aparición se vivió en 2004, pero ese mismo año también fueron invitados a participar del V Festival que se realiza con solo una semana de diferencia, y donde históricamente existe una prohibición para que las bandas no pueden tocar en ambos eventos durante un mismo año. Como el cuarteto estaba empezando a dar sus primeros pasos no podían dejar pasar la oportunidad de promocionarse, y por lo mismo decidieron cambiar de nombre para el V Festival, siendo anunciados en los carteles oficiales como KSBN. Si se revisan los archivos de este evento, todavía se puede ver el registro de esta desconocida banda, de la cual nunca más se volvió a saber.

Una granada en el jardín

Figuras emblemáticas de la historia del rock han perdido su vida a la edad de 27 años (Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Kurt Cobain, entre muchos otros), Sergio Pizzorno, guitarrista de Kasabian estuvo cerca de engrosar esta lista en 2008 cuando una granada de la Segunda Guerra Mundial apareció en el jardín trasero de su casa al oeste de Londres. El artefacto estaba activo y fue encontrado durante una inspección de rutina de la constructora, quienes de inmediato dieron aviso a las autoridades que llegaron al lugar para proceder a su desactivación.

Estoy agradecido por estar vivo. Tengo 27 años y hay una gran
tradición de músicos que encuentran su final a esta edad
(Sergio Pizzorno, 2008)

Al parecer la granada llevaba enterrada más de 70 años, y fue removida por las labores de construcción que se realizaban en la propiedad. Tanto Pizzorno como sus vecinos tuvieron que ser evacuados debido a la posibilidad que el artefacto explotara durante su manipulación. Según declaraciones posteriores de especialistas, el músico corrió con suerte, ya que cualquier vibración fuerte, como por ejemplo la música a un volumen excesivo, podrían haber producido que la granada detonara.


El próximo 16 de Octubre los ingleses de Kasabian aterrizan por primera vez en Chile, para ofrecer uno de los conciertos más esperados de los últimos años. El cuarteto de Leicestershire se presentará en el siempre acogedor Teatro Caupolicán, evento que se enmarca en la gira de promoción de su último trabajo “Velociraptor!” (2011) y donde tendrán la oportunidad de saldar la deuda que tienen pendiente con sus incondicionales seguidores chilenos.